Las
antenas deben de dotar a la onda radiada con un aspecto de dirección. Es decir,
deben acentuar un solo aspecto de dirección y anular o mermar los demás. Esto
es necesario ya que solo nos interesa radiar hacia una dirección determinada.
Esto se puede explicar con un ejemplo,
hablando de las antenas que llevan los satélites. Estas acentúan mucho la
dirección hacia la tierra y anulan la de sentido contrario, puesto que lo que
se quiere es comunicarse con la tierra y no mandar señales hacia el espacio.
Las antenas también deben dotar a la onda
radiada de una polarización. La polarización de una onda es la figura
geométrica descrita, al transcurrir el tiempo, por el extremo del vector del
campo eléctrico en un punto fijo del espacio en el plano perpendicular a la
dirección de propagación.
Para todas las ondas, esa figura es
normalmente una elipse, pero hay dos casos particulares de interés y son cuando
la figura trazada es un segmento, denominándose linealmente polarizada, y
cuando la figura trazada es un círculo, denominándose circularmente polarizada.
Una onda está polarizada circularmente o
elípticamente a derechas si un observador viese a esa onda alejarse, y además
viese girar al campo en el sentido de las agujas de un reloj. Lógicamente, si
lo viese girar en sentido contrario, sería una onda polarizada circularmente o
elípticamente a izquierdas.